Los bebés en sus primeros días y meses de vida actúan por reflejos, como el reflejo de Moro, que se manifiesta cuando el bebé siente que se está cayendo o escucha un ruido fuerte. Este reflejo, nombrado en honor al pediatra austríaco Ernst Moro, es un indicador importante de la salud neurológica del bebé y demuestra que su sistema nervioso responde adecuadamente.
¿Qué es el Reflejo de Moro?
El Reflejo de Moro es un reflejo de tipo extensor que ocurre cuando el bebé se sobresalta por un sonido o movimiento estrepitoso. Consiste en que el bebé echa la cabeza hacia atrás, abre los brazos y las piernas, llora y luego vuelve a colocar sus extremidades en posición original. Este reflejo puede ser desencadenado tanto por factores externos como por el propio llanto del bebé.
La edad de inicio del Reflejo de Moro es desde el nacimiento y desaparece entre los 4 y 6 meses de edad. Durante las primeras semanas de vida, el bebé se maneja principalmente por reflejos, que son respuestas involuntarias a estímulos. El Reflejo de Moro es descrito como dramático, ya que el bebé extiende sus extremidades y luego las junta rápidamente, alcanzando su punto máximo durante el primer mes de vida.
Es fundamental brindar seguridad al bebé, especialmente durante el primer mes de vida, sujetándolo de manera adecuada y brindándole calor y protección. El arrullo suave y el contacto piel a piel con los padres son clave para transmitirle al bebé calma y seguridad. Cargar al bebé todo el tiempo que sea necesario es beneficioso, ya que la piel es el órgano más importante en la transmisión de emociones.
En resumen, el Reflejo de Moro es una respuesta natural del bebé ante situaciones de sobresalto y es importante brindarle al bebé el cuidado y la seguridad que necesita para su adecuado desarrollo emocional y neurológico.