Las verduras crucíferas son un grupo de alimentos que, a pesar de no ser tan populares, aportan una gran cantidad de nutrientes esenciales para el desarrollo saludable de los más pequeños. Aunque su olor y sabor pueden no resultar tan atractivos para muchos, existen diversas formas de cocinarlas para hacerlas más apetitosas, especialmente para que los niños puedan disfrutar de sus beneficios nutricionales.
Descubriendo las crucíferas
Estas verduras pertenecen a la familia de las angiospermas dicotiledóneas y entre las más conocidas se encuentran el nabo, rábano, brócoli, coliflor, col y coles de Bruselas.
Curiosidades sobre las crucíferas
El fuerte olor que desprenden al cocinarse se debe a su alto contenido de azufre, el cual también es responsable de su característico sabor ligeramente amargo.
Beneficios para los más pequeños
1. Mejoran las defensas del organismo, favoreciendo la resistencia a las infecciones.
2. Estimulan la producción de glóbulos rojos y nuevas células.
3. Fortalecen los huesos y dientes.
4. Contribuyen a la conservación y reparación de células y tejidos.
5. Protegen la salud de la piel, cabello y uñas.
6. Mejoran el funcionamiento del sistema nervioso y los músculos.
Incorporación en la dieta infantil
A partir de los 6-7 meses de edad, es recomendable introducir las crucíferas en forma de papillas y purés, ya que en esta etapa los bebés necesitan otros alimentos además de la leche materna para cubrir sus necesidades nutricionales básicas. Se sugiere ofrecer brócoli o coliflor dos o tres veces por semana, preferiblemente en días consecutivos para que los pequeños se acostumbren al sabor. La cantidad recomendada es de no más de 100 gramos de puré.
En resumen, las crucíferas son una excelente opción para enriquecer la alimentación de los niños y promover su crecimiento y desarrollo de manera saludable. ¡No dudes en incluirlas en la dieta de tus pequeños para aprovechar todos sus beneficios!