La intolerancia a la lactosa en los niños es un tema poco común, pero que puede tener un impacto significativo en la nutrición de los más pequeños. Es importante comprender qué es la lactosa, los diferentes tipos de intolerancia que existen y las recomendaciones generales para manejar esta condición de manera efectiva.
¿Qué es la lactosa?
La lactosa es un azúcar presente en los lácteos, especialmente en la leche. Se trata de un disacárido compuesto por lactosa y glucosa. En el intestino delgado, se producen enzimas que descomponen la lactosa en unidades más simples para su absorción. La falta de la enzima lactasa, encargada de descomponer la lactosa, puede llevar a problemas digestivos.
Tipos de intolerancia
Existen diferentes tipos de intolerancia a la lactosa. La congénita es poco común y se presenta en bebés prematuros que aún no han desarrollado la enzima lactasa. La adquirida puede volverse permanente si el niño no consume lácteos, lo que lleva a la falta de producción de lactasa. La intolerancia secundaria puede surgir después de tratamientos con antibióticos, alterando la flora intestinal.
Recomendaciones generales
Es fundamental leer las etiquetas de los productos para identificar la presencia de lactosa. Llevar un registro de alimentos consumidos y sus efectos en el niño puede ser útil para identificar desencadenantes de síntomas. Es importante determinar si la intolerancia es temporal o permanente con la ayuda de un profesional de la salud.
Mezclar la leche con otros alimentos, optar por productos deslactosados o bajos en lactosa y asegurar una ingesta adecuada de calcio son estrategias clave para garantizar una alimentación balanceada a pesar de la intolerancia a la lactosa. Es fundamental cuidar la nutrición de los niños en crecimiento y ofrecer alternativas ricas en calcio para mantener su salud ósea.
En resumen, la intolerancia a la lactosa en los niños puede ser manejada con éxito mediante la comprensión de sus causas, la adopción de hábitos alimenticios adecuados y el seguimiento de recomendaciones específicas para garantizar la salud y el bienestar de los más pequeños. Siempre es recomendable consultar con un profesional de la salud para recibir orientación personalizada y adecuada a cada caso particular.