El pollo es una de las carnes más consumidas en todo el mundo debido a su versatilidad y su bajo contenido graso pero alto en proteínas. Sin embargo, la forma de cocinarlo puede afectar tanto su sabor como su valor nutricional. En muchas casas, el pollo se cocina hervido o al horno, pero es importante conocer la manera correcta de prepararlo para aprovechar al máximo sus beneficios.
La importancia de la forma de cocción en el pollo
Los nutricionistas expertos advierten que hervir el pollo durante mucho tiempo puede provocar la pérdida de vitaminas y minerales hidrosolubles, los cuales quedan en el agua de cocción. Por otro lado, al utilizar el horno a altas temperaturas y por largos periodos de tiempo, se pueden deteriorar los ácidos grasos saludables presentes en el pollo, como los omega 3. Por lo tanto, es crucial cocinar el pollo de manera que se conserven sus propiedades nutricionales.
Cortar en trozos medianos para asegurar una cocción pareja.
Evitar el hervor en exceso: si se hierve, reutilizar el caldo para conservar los nutrientes.
Saltear en sartén antiadherente con poca cantidad de aceite, con movimientos constantes.
Cocinar al vapor entre 15 y 20 minutos, según el grosor de las piezas.
Si se hornea, hacerlo a baja temperatura (no más de 160?°C) y por tiempos breves.
Evitar freír o cocinar demasiado tiempo: esto desnaturaliza las proteínas y oxida las grasas.
Consejos para cocinar el pollo y conservar sus nutrientes
Se recomienda cocinar el pollo al vapor o salteado, ya que estas técnicas permiten conservar las proteínas, vitaminas y jugos naturales sin exponer la carne a temperaturas extremas.
Al seguir estos consejos, podrás disfrutar del pollo manteniendo intactas sus propiedades nutricionales y sacando el máximo provecho de este alimento tan versátil. ¡A disfrutar de una comida deliciosa y saludable!